Huevo y azúcar. Con agua y azúcar se prepara un almíbar que tiene que quedar a punto de hebra. Se separan las yemas de las claras. Se vierte el almíbar sobre la yema al fuego, muy bajo, y sin dejar de remover. La masa resultante se pone sobre una superficie fresca y se espolvorea con azúcar. Se prepara otro almíbar igual que el primero pero se va va frotando contra las paredes de la cazuela para que blanquee, hasta que espese. Se van cogiendo bolas de masa que se bañan en el almíbar y se disponen para servir.
CARTAS SIN FRANQUEO (XCV)- LA INVOLUCIÓN Y LA CENSURA
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Como ya te comentaba el otro día, la ventaja, seguramente no la única, de
ir cumpliendo años, y ser capaz de observarlos, retenerlos y estudiarlos,
es ve...
Hace 1 año
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