Panceta, longaniza, pimiento choricero, pimiento, cebolla, ajo, tomate seco, harina, perejil, hierbabuena y comino. Primero debe de prepararse el caldo porque parte de él ha de usarse para preparar la masa. Se escalda el pimiento y se reserva. Se dora el ajo, se retira y en el mismo aceite se fríen a fuego lento la panceta y la longaniza cortadas en trozos menudos. Cuando la panceta está dorada se añade la cebolla muy picada y se deja hacer hasta que la cebolla se dore. Se pone una olla al fuego con agua abundante y se incorporan el ajo frito, el sofrito, el tomate y el pimiento troceados, el pimiento choricero previamente majado con ajo y parte del caldo de cocerlo, ajo crudo, parte del agua de cocer los pimientos choriceros, perejil, hierbabuena y cominos machacados. Se deja hacer y se reserva.
Para hacer la masa se pone agua en una sartén y cuando va a romper a hervir se va incorporando la harina poco a poco y removiendo y inmediatamente agua fría. Cuando endurezca excesivamente se diluye con el caldo preparado previamente, hasta que quede una masa bien cocida, fina y maleable, y que debe de poder extenderse cubriendo la superficie de la sartén, momento en el que se añade el caldo.
Debe de comerse en el mismo cacharro en el que se prepara para no perder el encanto de romper con la cuchara el trozo de masa que llevarse a la boca junto con la parte correspondiente de caldo y de tajadas. Se considera un plato de invierno que tiene su equivalente veraniego en las gachas de verano.
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