El primer paso era encender una lumbre y encima de ella unas piedras bien calientes o palos dónde se ponían los trozos de bacalao en salazón, para que rezumaran la sal y cuando las tajadas de bacalao se ponían negras del calor se estrujaban en el agua del río formando a continuación unas pelotas de bacalao muy bien escurridas con las manos. Mientras tanto se recogían cangrejos y se echaban en una cazuela de barro al fuego con algo de aceite. En otra se ponían muchos dientes de ajo, guindilla muy picante, pimiento verde en trozos y un par de tomates también troceados. Cuando los tomates estaban bien rehogados se añadía el bacalao desmigado mezclando todo muy bien y cocinando el guiso despacio. luego se echaban los cangrejos sin caparazón y como nota final se le añadía un huevo por comensal y se revolvía todo en forma de revuelto.
CARTAS SIN FRANQUEO (XCV)- LA INVOLUCIÓN Y LA CENSURA
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Como ya te comentaba el otro día, la ventaja, seguramente no la única, de
ir cumpliendo años, y ser capaz de observarlos, retenerlos y estudiarlos,
es ve...
Hace 1 año
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