El recao aragonés es una familia de recetas que se corresponde con un potaje más ligero de lo habitual, porque no lleva carnes, pero contundente. Se puede considerar emparentado con sus vecinos, la escudella catalana y la olla podrida castellana. Tiene casi tantas variantes como pueblos lo preparan, pero los más destacables son: el de Binéfar, el del Valle de Benasque, el de Villanova y el de Tamarite de Litera, donde incluso han recuperado la simiente de una variedad de judía especialmente indicada para su preparación. Es curioso el origen de su nombre ligado a los cafés del XIX y a la escritura. Era habitual en estos lugares que los asiduos pidieran el recado de escribir, pluma, papel y tinta. El término derivó en muchos lugares convirtiéndose el recao en sinónimo de necesario y de ahí parece haberlo tomado Teodoro Bardají, el famoso cocinero aragonés, para nombrar esta especialidad descrita y cocinada por él.
CARTAS SIN FRANQUEO (XCV)- LA INVOLUCIÓN Y LA CENSURA
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Como ya te comentaba el otro día, la ventaja, seguramente no la única, de
ir cumpliendo años, y ser capaz de observarlos, retenerlos y estudiarlos,
es ve...
Hace 1 año
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