Pan duro, preferiblemente de hogaza, ajo, aceite y pimentón. Se prepara dorando inicialmente el ajo en aceite, se le añade el pimentón y finalmente el pan y se cubre con agua poniendo todo ello a fuego lento, a poder ser en recipiente de barro. Se deja hacer lentamente. De origen muy humilde era habitualmente parte del almuerzo de pastores y labriegos y por tanto la primera comida consistente del día. Hay tantas versiones como cocineros pero es habitual escalfar un huevo por comensal y removerlo para que la clara forme unos característicos hilos blancos. Según los gustos se le puede añadir jamón, chorizo, verduras, panceta…
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